Tras el período de descanso de verano, vuelve a activarse todo en esta parte del mundo (España), volvemos al trabajo, comienza el nuevo curso escolar y empiezo a planificar y aterrizar las ideas, reflexiones y recapitulaciones de las últimas semanas y en general del último periodo, para enlazarlos tanto con mi vida personal como profesional y materializarlo en este blog. Tengo muchos proyectos en mente para este año, pero, dado que nos encontramos en las primeras semanas del inicio de clases, este nuevo capítulo hablará de la Formación Continua y cómo las nuevas exigencias del mercado, la tecnología y la propia sociedad, nos empuja al cambio en la manera de aprender y también de enseñar.

En un mundo donde la obsolescencia del conocimiento es una realidad creciente, las microcredenciales, o documentos que certifican los resultados del aprendizaje obtenidos en experiencias de aprendizaje de corta duración, como por ejemplo un curso o una formación breve, según se indica que el Área de Educación Europea, emergen como una respuesta innovadora al desafío del aprendizaje continuo. Recuerdo que hace ya varios años, hablaba de algo relacionado con esto, el microlearning, y aún sigo que pensando que, lejos de ser una moda pasajera, estas certificaciones modulares representan una transformación en la manera en que entendemos el desarrollo profesional.

El Paradigma de la Especialización

 

Como muchos de nosotros hemos oído repetidamente, tradicionalmente, la educación ha seguido un camino lineal: una formación inicial amplia, seguida de una especialización a medida que avanzamos en nuestras carreras. Debo decir que este fue mi caso, tras salir del instituto, me titulé de la carrera de Pedagogía, y después estudié un doble Master, Dirección de RRHH y Especialización en Business Administration. Tras eso comencé a trabajar, y si bien, mi curiosidad siempre me empujaba a seguir formándome en distintas materias dentro de la formación no reglada, la elección de estas formaciones tenía que ver más con las necesidades formativas que detectaba en mí misma para mejorar en mi trabajo que, por ejemplo, plantearme un giro en mi carrera profesional, o aprender algo simplemente porque me gusta, pero sobre esto ya profundizaremos en algún otro capítulo que se vincule con el desarrollo más personal. Volviendo a lo que nos ocupa, en un entorno laboral cada vez más dinámico, esta estructura resulta insuficiente. La necesidad de adquirir nuevas competencias es constante, y las microcredenciales ofrecen una solución flexible, permitiendo a los profesionales especializarse en áreas específicas sin necesidad de comprometerse con programas largos y costosos.

Pero, ¿qué son las Microcredenciales?

Como mencionaba al principio de este artículo, las microcredenciales son certificaciones que validan competencias específicas, adquiridas a través de cursos cortos y altamente focalizados. Estas credenciales, ofrecidas por universidades, plataformas de e-learning y organizaciones profesionales, permiten a los individuos demostrar su habilidad en áreas concretas que son directamente aplicables en su trabajo. A diferencia de los títulos tradicionales, las microcredenciales se centran en habilidades prácticas y pueden actualizarse con rapidez para reflejar las últimas tendencias y tecnologías, lo que permite una formación continua a lo largo de toda la carrera profesional. En el modelo tradicional, una vez finalizados los estudios, y por supuesto dependiendo del área de desarrollo laboral, en términos generales, no se volvía a buscar una titulación. En una segunda fase, se comenzó a hablar de la “actualización” o “reciclaje de conocimientos” hasta llegar a la actualidad, Lifelong Learning o “aprendizaje permanente”.

Ventajas Competitivas para los Profesionales

 

Una de las principales ventajas de las microcredenciales es su capacidad para mantenerse al día con la velocidad del cambio tecnológico. A medida que nuevas herramientas y metodologías emergen, los profesionales podemos adquirir las competencias necesarias para adaptarnos, asegurando nuestra relevancia en el mercado laboral. Además, estas credenciales permiten a los individuos construir un portafolio de habilidades a la carta, lo que les ofrece una flexibilidad sin precedentes para dirigir su carrera en la dirección que deseen. Esto da pie a la idea de que, ante las necesidades de oferta y demanda, ya no sólo las empresas “eligen” el talento que se incorpora a sus filas, sino que también los profesionales eligen a las empresas en las que trabajarán, pero esto, también forma parte de otra historia.

El Papel de las Empresas en la Promoción de Microcredenciales

 

Enlazando con el mundo del trabajo, cabe decir que las organizaciones también están reconociendo el valor de las microcredenciales como una herramienta estratégica para el desarrollo del talento. Al fomentar la adquisición de microcredenciales entre sus empleados, las empresas pueden cultivar una fuerza laboral ágil y preparada para afrontar los retos del futuro. Esto, en mi opinión, no solo mejora la productividad, sino que también fortalece la lealtad de los empleados, el vínculo entre compañeros y la motivación de quienes ven un compromiso real por parte de la empresa en su desarrollo profesional, siempre que hablemos de formaciones con sentido, criterio y que formen parte de un plan de carrera o desarrollo del puesto de trabajo. En los casos en lo que esto no se pueda dar por la naturaleza del empleo, siempre se puede recurrir a las formaciones transversales, el acompañamiento en el desarrollo personal o el coaching.

Casos de Éxito: De la Teoría a la Práctica

 

Empresas líderes, medianas empresas y startups ya están implementando programas de microcredenciales para sus empleados, con resultados notables. Por ejemplo, IBM lanzó su programa de microcredenciales en el año 2015 en áreas como la inteligencia artificial y la ciberseguridad, permitiendo a sus empleados mantenerse a la vanguardia de la innovación tecnológica. Estos programas no solo han mejorado la capacidad de IBM para competir en el mercado, sino que también han empoderado a sus empleados, abriéndoles nuevas oportunidades de crecimiento profesional. En una de las empresas con las que colaboré, tuve la oportunidad de formarme bajo este formato de microcredenciales o sistema de insignias digitales (Digital Badges), con una percepción muy satisfactoria ya que estas credenciales están reconocidas, son publicables y también se pueden reflejar en el CV si el profesional lo considera oportuno, finalmente, se trata de un reconocimiento al aprendizaje. Te invito a revisar las mías en mi cuenta de LinkedIn para que veas de qué se trata si aún no las conoces.

El Futuro de las Microcredenciales

 

A medida que el mercado laboral continúa evolucionando, las microcredenciales jugarán un papel cada vez más crucial en el desarrollo profesional. Ya no se trata solo de tener un título universitario; si no de adquirir e interiorizar la capacidad de adaptarse y aprender nuevas habilidades de manera continua. Las microcredenciales ofrecen una vía para ello, permitiendo a los profesionales navegar con éxito en un mundo donde el aprendizaje y la incertidumbre son las únicas constantes, tal y como he comentado en varias ocasiones, siempre desde mi visión.

Hacia una Nueva Era del Aprendizaje

 

La educación continua, reforzada por microcredenciales, se presenta como una de las claves para mantenerse relevante en un mercado laboral en constante cambio. A medida que las barreras tradicionales de la educación se flexibilizan, las microcredenciales emergen como un pilar fundamental en la construcción de carreras “líquidas” y exitosas. La pregunta ya no es si deberíamos adoptar las microcredenciales, sino cuándo y cómo comenzaremos a integrarlas en nuestro desarrollo profesional.

Herramienta Práctica: Cómo Elegir la Microcredencial Adecuada

En mi opinión, estamos transitando por una era en la que debemos aprender a discernir y seleccionar cuidadosamente la información, producto o servicio que elegimos, por lo que, antes de terminar mi pequeña aportación a este tema, me gustaría compartir algunas recomendaciones orientativas que puedan ayudarte a decantarte por una microcredencial u otra, también aplica a las empresas o instituciones que deseen implementarlas:

  • Identifica tus objetivos profesionales: Ten claridad de qué habilidades necesitas para avanzar en tu carrera, en tu desarrollo personal, o si eres una empresa, en tu organización.
  • Investiga proveedores: Asegúrate de que la institución que ofrece la microcredencial tenga buena reputación.
  • Revisa la aplicabilidad: Revisa que las habilidades que aprenderás sean demandadas en tu campo para asegurar una aplicación posterior o que te permita crecer. Y si eres empresa, que esa formación se entrelace con los planes de desarrollo de talento y con los objetivos estratégicos de la organización.
  • Consulta a tu red: Habla con colegas que hayan tomado cursos similares y pide recomendaciones, o con otras empresas para tener una información más amplia y referencias.
  • Planifica tu tiempo: Considera cuánto tiempo puedes dedicar al curso para que no afecte tu desempeño laboral actual. También considera que, a veces, tenemos que sacrificar o priorizar algunas cosas para alcanzar otras, ya sea de forma permanente o definitiva. Para las empresas, revisa la compatibilidad de la jornada laboral, anticipa cada año la planificación y prepara a tus trabajadores para que al momento de empezar entiendan lo que está sucediendo, el objetivo y lo que lograrán.

Llegados a este punto, sólo me queda reiterar que este artículo no solo busca informar, sino también inspirar y guiar a los profesionales, empresas e instituciones que desean mantenerse competitivos en un mundo en permanente evolución.

Foto de Carl Heyerdahl