En el intrincado tejido de nuestras vidas profesionales, a menudo nos enfrentamos a un enigma persistente: el Síndrome del Impostor. Más que una simple sombra en los momentos de triunfo, este fenómeno se arraiga en la compleja intersección entre el éxito aparente y la autopercepción distorsionada. Este viaje no es solo mío, sino una odisea compartida por muchos que buscan la autenticidad en un mundo que, a menudo, exige la perfección.

A lo largo de mi trayectoria profesional, he experimentado el síndrome del impostor. A pesar de mis logros, la “auto-duda” persistente ha amenazado mi confianza en multitud de ocasiones. Además, en este proceso, me di cuenta de que este fenómeno no es simplemente una lucha externa, sino un conflicto interno entre mi percepción y la realidad.

Explorando el Terreno Técnico:

Desde una perspectiva técnica, el Síndrome del Impostor revela sus raíces en patrones cognitivos, donde la magnificación de errores y la comparación constante actúan como arquitectos de nuestra propia percepción distorsionada. ¿Cómo podemos desentrañar este nudo psicológico y encontrar autenticidad en medio de la complejidad?

Al sumergirme ese laberinto, descubrí que no es simplemente una cuestión de confianza superficial, sino un fenómeno bien arraigado en la percepción de uno mismo. Este síndrome no solo se manifiesta en la duda ocasional, sino que a menudo se alimenta de estándares culturales y profesionales poco realistas.

El corazón del asunto reside en la desconexión entre el éxito aparente y la percepción interna de incompetencia. En mi experiencia, desentrañar este nudo requirió un enfoque estratégico: cuestionar no solo mis habilidades objetivas, sino también las expectativas externas que habían contribuido a la formación de mi impostora interna.

Al adoptar una perspectiva técnica, descubrí que el síndrome del impostor no es ajeno a la psicología y distorsiones cognitivas, que tanto estudié en mi carrera de Pedagogía. La magnificación de los errores, la atribución errónea de éxitos a factores externos y la comparación constante con los demás, son patrones cognitivos comunes que refuerzan esta percepción sesgada de uno mismo.

¿Qué pasos concretos podemos tomar para romper las cadenas del síndrome del impostor y construir una carrera basada en la autenticidad? Todo esto me lleva a dos estrategias concretas para comenzar a darle una forma distinta al síndrome del impostor:

Desafiando las Expectativas

En lugar de ver el Síndrome del Impostor como un adversario abstracto a derrotar, empecé a preguntarme: ¿qué sucede si lo abrazamos como un compañero de viaje? ¿Y si esta lucha constante no es una señal de debilidad, sino una fuente de fortaleza en evolución?

Tras reflexionar mucho sobre esto, hoy no me limito a simplemente “intentar” superar el síndrome del impostor y auto convencerme de mi propia capacidad, sino en comprender su naturaleza como una parte intrínseca del viaje profesional y personal. Esto implicó para mí reconocer que la autoevaluación distorsionada no es exclusiva de quienes se sienten como impostores, sino que es una experiencia compartida por muchos, incluso aquellos que parecen más seguros.

Abrazar la disruptividad en este contexto significa desafiar la narrativa convencional de «vencer» al síndrome del impostor. En cambio, he optado por integrarlo como un catalizador para la autenticidad y el crecimiento. ¿Cómo podemos usar esta estrategia en lo concreto? Veamos algunos ejemplos de prácticas que puedes llevar a cabo para tomar conciencia clara de los momentos en los que esto sucede y poder abordarlos desde ahí:

  • Identifica pensamientos distorsionados. Reconoce y cuestiona las ideas negativas sobre tu desempeño que no se ajustan a la realidad.
  • Llevar un registro de los logros puede ayudarte a contrarrestar la autocrítica irracional, a veces, nos olvidamos fácilmente de todo lo que hemos conseguido. Creando un archivo tangible de tus habilidades y logros, éstos te parecerán más reales.
  • Fomentar un entorno de apoyo con otras personas y compartir dudas con colegas, mentores u otros, facilita en gran medida todo lo anterior, al construir un sistema de soporte que desmienta la falsa sensación de incompetencia, entregándote otra perspectiva.

La Estrategia del Empoderamiento Profesional

Narrando mi experiencia, he descubierto que, para mí, considerar que la lucha contra el síndrome del impostor es una guerra que se puede ganar con estrategias prácticas, funciona. ¿Cuáles son las tácticas efectivas para empoderarse y reclamar la confianza en un escenario profesional lleno de dudas?

Aquí te comparto algunas que te pueden ser de utilidad:

  • Establecer metas realistas y celebrar cada éxito, por pequeño que éste sea. Rompe grandes objetivos en metas más pequeñas para restaurar la confianza en ti, paso a paso.
  • Invertir tiempo en desarrollar habilidades específicas. La formación continua y el fortalecimiento de habilidades es fundamental, no sólo para cumplir con tus expectativas externas, sino para tu propio crecimiento y seguridad.
  • Solicitar retroalimentación o feedback constructivo para obtener otra visión e identificar posibles brechas.

En conclusión…

Este artículo no es una búsqueda filosófica, se trata de una travesía práctica para desmantelar la farsa profesional, y tiene como objetivo proporcionar herramientas y estrategias tangibles para aquellos que, como yo, buscan enfrentar el síndrome del impostor en el día a día profesional, alejándose de la retórica poética y adentrándose en la realidad práctica del desafío, o simplemente, tienen curiosidad por conocer más sobre este fenómeno.